¿Igual para todos?
Después del último partido, los futuros invasores se decidieron a dar el paso final. La tierra fue colonizada sin demasiadas dificultades. Ayudó bastante el que la sociedad estuviera tan dormida. Rápidamente tomaron una serie de medidas, algunas muy alabadas (supresión de salsa rosa y de los sujetadores deportivos) y otras no tanto (recorte de libertades, prohibición de comunicación verbal).
A lo del recorte, nadie opuso mucho su voluntad, cualquier cosa no sería muy distinta al status anterior. Pero en cuanto a lo de la comunicación verbal, muy pocas personas lo acataron. Esto hizo que los nuevos mandatarios tomaran una decisión drástica: cortaron la lengua a todo humano, la cual era engullida sin cocinar por los dirigentes del recién establecido orden mundial.
Pasaron meses hasta que un grupo de resistencia burgalesa encontró la manera de comunicarse con sus semejantes: por vía rectal. El consumo de alubias en la zona hizo propicio el nacimiento de la neo-lengua. Fue un proceso lento y oloroso, pero con las enseñanzas de unos niños canadienses y el libreto de canciones de los caramelos infantiles, se lograron varias palabras y frases básicas. Con ellas, la resistencia se extendió, algunas enfermedades cambiaron el concepto al que se referían y se logró derrocar a los usurpadores del poder.
Por desgracia, salsa rosa volvió a la parrilla televisiva, pero siguieron utilizando el neo-lenguaje. La anti-moda fue seguida por países, monarcas, dirigentes, políticos ... sin embargo, otras formas de vida más inteligentes, obtaron por una forma de lenguaje antigua, en el que sólo se hablaba si había algo que decir.
Los antiguos invasores, vieron desde la lejanía la buena costumbre que había adquirido esta última clase humana, y reflexionaron acerca de porqué estos tenían que estar sometidos a humanos que se comportaban como perros, y les hicieron un regalo: una nariz (como la suya), que impedía oler (y oír) las flatulencias de sus dirigentes.