martes, 8 de enero de 2008

Y me siento mejor

...si sé que tengo una estrellita pequeñita pero firme.

He aprendido, de estar sólo, a llorar sin molestar,
y a cagarme en los calzones, y a dudar.

Desafiar la perspectiva del fracaso
a la que estamos condenados.

Me vuelvo ajeno a todo
Me tortura tanta duda

Por la inmensa sonrisa de tus cansados ojos.

Me voy a recortar en punta las orejas,
y me voy a echar al monte a aullar entre la maleza.
Volver: no dudaría; ahora soy yonqui a mi manera.
Ya no quiero tu amnistía: puedo morir donde quiera.

Cada mañana me tiro de la cama buscando una razón.

Y ya nunca más
volverán mis ojos a ver tus ojos
Y ya nunca más
volverán mis ojos a ser tus ojos,
y mi mente un vertedero.
Y allí, desde lo lejos,
van llegando los viejos recuerdos,
tan royéndome por dentro.

Y verás el resurgir poderoso del guerrero,
sin miedo a leyes ni a nostalgias;
y caer mil veces más, y levantarse de nuevo,
sin más bandera que sus güevos.

Grito por dentro; por fuera me hago el remolón.
Me pongo a güevo, entre la espada y la pared.
Grito por dentro; por fuera no me oigo ni yo.

Soy terco como una mula, y duro: no siento el dolor.
No necesito armadura: tengo costra alrededor.

Pedrá - Extremoduro

Días extraños, viendo a gente que hacía tiempo que no veía, dejando de ver a otros, y planteando qué hacer con varios.
Confirmando lo que ya sabía. Pero los ojos se abrían.
Retomando el pasado con fuerza.

¿Y quién puede si uno no quiere?
Y vuelvo a repasar mentalmente cada uno de tus trazos.

Y sí, vuelvo a escupir.
Y a cerrar los ojos. Y a no pensar.
Y a darme cuenta de que aún hay gente más lejos.

¿Y dónde está mi gran plan? Aquí y ahora. No gracias a mí, sino a antiguas canciones, y a una teología nueva contada por un viejo amigo.
Gracias, de verdad. No olvides que nos seguimos cuidando.

Por suerte, creo que tengo estrellitas de sobra.
Tú tienes aquí una para lo que sea, un abrazo.